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Foto del escritorDiego Palma

AYAHUASCA, La Medicina del Alma

por Diego Palma, publicado en el año 2000


El Ayahuasca como medio natural y ancestral de contacto con lo sagrado es un legado invalorable de una cultura amazónica a punto de extinguirse. Es nuestro deber rescatarla e introducirla a la sociedad occidental como una alternativa viable para curar males psicosomáticos, toxicomanías y como terapia general para conectarnos con nuestro “maestro interior”.

INTRODUCCIÓN


Hace seis años atrás tuve mi primera experiencia con el Ayahuasca en la ciudad de Lima, lejos de la tranquilidad de la selva. Este encuentro con el brebaje sagrado de los indios amazónicos cambió mi vida, marcó un hito en mi propia historia. Existe un antes y un después. Ahora, años después, no deja de sorprenderme el poder transformador y sanador que conlleva su utilización.


Pertenezco al grupo de aquellos convencidos que sienten como esta ancestral medicina utilizada eventualmente dentro de un contexto adecuado, puede ayudar a evitar en nuestra acelerada sociedad, toda una serie de enfermedades de origen psicosomático, resultado de frustraciones, dolores y bloqueos generados en un espíritu inevitablemente vulnerable. Dichas cargas tienen una manifestación más sólida a nivel corporal.


El Ayahuasca, nos permite realizar una limpieza a nivel físico de estos sentimientos alojados corporalmente y a nivel psíquico permite al cuerpo y al espíritu realizar una limpieza, cambiar hábitos de vida, entender el sentido de nuestros actos y los verdaderos motivos escondidos detrás de la razón.


Este trabajo es el resultado de varios años de auto-experimentación, en algunos meses muy intensa, viajando por diferentes comunidades, conociendo y tomando el ayahuasca con curanderos antiguos, aprendiendo, entendiendo su manejo interno y sobre todo, respetando su conexión espiritual con ese mundo místico que se abre cada noche de sesión.


En el año 1999 iniciamos un proyecto de Investigación llamado Ayahuasca-Wasi, realizando Seminarios de Evolución Personal basados en la ceremonia ritual del Ayahuasca, los cuales reflejan resultados sorprendentes como una de las terapias alternativas más prometedoras en el campo de la Psicología Transpersonal.


El Ayahuasca es una medicina, es vista y sentida de esta manera por miles de comunidades que han podido experimentar sus beneficios. En nuestra sociedad contemporánea, estamos constantemente sometidos a tensiones, frustraciones, traumas, dolores, presiones laborales, en forma tan constante que ya no logramos recordar otra manera de sentir.


El Ayahuasca permite darnos ese momento intenso de reflexión y permitir soltar esa carga, nos da el valor para vernos desnudos, indefensos y sensibles.


Espero que disfruten leyendo este libro y si el destino lo permite, experimenten algún día el encuentro iniciático con la liana sagrada de nuestros antepasados.


El Sistema Curanderil Tradicional


Cuando se viaja por la selva amazónica, el territorio se reconoce como vivo, repleto de flora y fauna, desde animales grandes hasta millones de insectos en una constante vibración dentro de un clima bastante húmedo. Uno se siente como en un caldo de cultivo de todo tipo de microseres en un afán de devorar nuestro cuerpo sin respetar el hecho de que no lo hayamos abandonado aún.


Sorprende al viajero ver la eminente falta de servicios de salud, hospitales o postas médicas en general. Cuando un poblador enferma, su primera opción consiste en acudir a la medicina tradicional autóctona. Existen una serie de hueseros, sobadores, purgueros, hierbateros, parteras, curanderos y maestros expertos en el uso de la medicina tradicional, los cuales cuentan con las ventajas de utilizar la riqueza herborística que los rodea, el bajo costo de sus servicios y la eficacia empírica de sus tratamientos.


Únicamente cuando ven agotadas las posibilidades ofrecidas por su sistema de sanación autóctono, acuden al médico o al centro de salud más cercano. Ello significa claramente que “la medicina tradicional ha sido y es todavía el primer sistema de salud operacional en la selva Peruana”



LA INTIMIDAD HOMBRE - NATURALEZA


El sistema curanderil se constituyó gracias a la intimidad alcanzada con el medio selvático. El hombre en la amazonía se vio impulsado a entablar una estrecha comunión con el entorno natural para poder sobrevivir. Dentro de su visión, las plantas no sólo constituyen una importante fuente de alimentación sino que constituyen una base para su curación y una fuente de sabiduría.


Según la cosmovisión indígena existe un mundo poblado de seres vivos, generalmente invisibles bajo condiciones normales, con los cuales se puede tener intercambios y relaciones que favorezcan la salud y la protección del individuo y su comunidad.


Debemos tener claro que para el indígena el concepto de salud no solo abarca la salud del cuerpo físico sino que implica la armonía con el entorno, es decir, el tener buena salud implica también tener suerte, mantener bien el hogar, el desempeño, etc. Así, el sistema curanderil abarca no solo la curación de enfermedades sino que va mucho más allá, buscando la protección de un negocio, mejorar la pesca y la cacería, la producción agrícola, tener suerte, la adivinación, seducir a la pareja mediante pócimas o “pusangas” (Brebaje mágico preparado por los curanderos cuya finalidad es atraer o atrapar el amor de una persona.), estar protegido con “arcanas” y por supuesto, del otro lado encontramos las temidas prácticas de brujería con las que se busca hacer daño “virote” (Especie de dardo o espina invisible que el curandero brujo lanza al cuerpo de la persona a quien quiere dañar para que caiga enferma.) a un enemigo.


La cosmovisión indígena concibe un universo totalmente animado y lleno de significado, más allá de lo que captamos visualmente. Todo está vivo, todo tiene espíritu. Una piedra tiene vida, vibra y siente. Las plantas tienen un espíritu “madre” en conjunto que las anima, igual que los cerros y las “cochas”; igual que los fenómenos, el rayo y la lluvia.


Todos los elementos están vinculados y en interrelación íntima. Todos forman parte de una realidad dinámica a la cual se puede acceder a través de ciertos mecanismos desarrollados a lo largo de siglos de conocimiento que permiten “hablar” con sus espíritus. Un objeto mantiene una energía determinada según quién y para qué se utilizó y puede ser “cargado” con una energía para un fin determinado.


La medicina occidental basada en una aproximación científica “objetiva” no puede incorporar ni entender el diálogo existente entre el hombre y las plantas. Sin embargo, éste ha sido la respuesta unánime reportada como la fuente del saber médico por parte de todos los curanderos en todas las etnias y comunidades amazónicas.


Las tribus de la amazonía lograron entablar el acceso a la “memoria de las plantas” para de esta manera lograr aprender directamente de ellas sus propiedades medicinales y cómo debían ser empleadas.


De esta manera logran evitar el larguísimo procedimiento de prueba y error, accediendo directamente a la sabiduría de las plantas a las que llaman “plantas maestras”.


Como ejemplo tomemos el caso del “curare”. Si un indígena dispara un dardo a un mono en las ramas altas de un árbol, éste antes de morir enrollará su cola en una rama y morirá arriba, sin caer al suelo. Los indígenas utilizan para su cacería dardos envenenados con curare. El curare relaja y paraliza los músculos del animal el cual se precipita a tierra.


Para fabricar el curare hay que combinar varias plantas y cocinarlas en agua durante 72 horas, evitando respirar los vapores perfumados, los cuales son mortales. El producto de esta cocción es una pasta concentrada que se activa solamente por vía subcutánea: si se ingiere o se extiende sobre la piel, sus efectos son benignos. Es difícil entender como alguien podría haber encontrado una receta tan complicada experimentando al azar, especialmente considerando que existen en la Amazonía más de 80 mil especies de plantas.


El Camino Iniciático


El representante de esta comunión hombre-naturaleza es reconocido como curandero, shamán, maestro ayahuasquero, purguero y reverenciado como un “Onaya” que quiere decir “hombre de conocimiento”.


Esta persona especial es no solo el representante de la salud dentro de su comunidad sino que concentra todo el aspecto religioso y mítico, ubicándose como un intermediario entre el hombre y los espíritus sagrados de la naturaleza, interpretando sus deseos, actuando como negociador e intermediario con las entidades o fuerzas agredidas u ofendidas, negociando con ellos, guiando los destinos de la comunidad. Asimismo su función abarca el papel de iniciador, guiando los ritos de iniciación de los jóvenes a adultos o guiando el espíritu de quien muere al otro mundo.


El camino para convertirse en curandero es bastante difícil y complejo. A veces uno opta por recorrerlo y a veces el destino empuja al candidato a convertirse muchas veces contra su voluntad.


Existen cuatro maneras básicas de entrar en el camino iniciático:


En la primera forma de iniciación observamos que dentro de la comunidad indígena es común que desde la edad temprana, alguna persona demuestre tener ciertas dotes o capacidades especiales innatas para tratar con el “otro mundo”. El shamán de la comunidad por lo general detecta esas aptitudes en el joven y lo invita a convertirse en su aprendiz.


La segunda manera se adopta por herencia familiar. El hijo, sobrino o nieto del curandero es por tradición invitado a seguir el camino iniciático.


La tercera vía de iniciación es la más común en toda la amazonía. Dentro de un proceso de curación intensivo mediante plantas y dietas estrictas a causa de una grave enfermedad, el paciente ― quien normalmente pasa por un proceso fuerte que casi lo conduce a la muerte ― es visitado por los espíritus de las plantas durante sueños o visiones, los cuales lo invitan a seguir el camino iniciático y servir a su comunidad. Este es un proceso muy intenso donde el paciente pasa por una batalla cercana a la locura.


La cuarta vía de iniciación es una categoría nueva resultante del contacto con la civilización occidental donde “buscadores” occidentales viajan en busca de maestros indígenas para ser iniciados en el proceso de conexión con la naturaleza y el mundo espiritual. Es común ver psicólogos y antropólogos buscando adentrarse en terrenos nuevos donde la formación académica aún se topa con una frontera limitada por el cocimiento racional.


La base para el desarrollo del conocimiento de las plantas es el sometimiento a lo que los curanderos llaman “dietar”. Este es el camino iniciático que emprenden los curanderos y aprendices los cuales mediante dietas rigurosas logran entablar comunicación con los espíritus de las plantas y así acceder a sus conocimientos curanderiles. En sueños, se presentan las “madres” de las plantas a enseñar al curandero que las está dietando, le enseñan los "icaros" que invocan sus espíritus y diversas combinaciones curativas, la manera de prepararlas y tomarlas para curar distintos males.


El icaro es el canto o melodía utilizada por el curandero en sus rituales y representa el símbolo de su poder.


Durante estos sueños, inducidos mediante la dieta estricta y las “plantas maestras”, el curandero logra comunicarse con las energías, espíritus o genios que animan la naturaleza. Son entonces las plantas o mejor dicho el “espíritu” o “madre” de las plantas la que enseña directamente al iniciado al establecer un lenguaje comprensible con la naturaleza manifestado durante los sueños y visiones.


En las palabras de Don Guillermo Ojanama, Onaya del pueblo de Chazuta:

“La planta te enseña si es que te encariñas con ella. Hay que quererla y tal vez ella también te va a querer. Entonces cuando la vas a tomar, cuando este en tu cuerpo, su “madre” te va a conversar. No vayas a tener miedo. Se te van a acercar sus genios y te hablarán, así nomás como yo te hablo”.

Para los Shipibos, las plantas psicotrópicas son conocidas como “murayacai”, que significa “hacedoras de shamanes”. Según ellos, estas plantas nos revelan el mundo “verdadero”, mientras que el mundo “normal” es considerado ilusorio.


El camino iniciático implica construir un puente hacia lo transpersonal, logrando traspasar los estados ordinarios de la conciencia y experimentar otras dimensiones en las que los límites de la comunicación, tiempo y espacio se disuelven, empujándonos a replantear las leyes con las que pretendemos manejar nuestras vidas.


La Dieta


La dieta es uno de los conceptos más difíciles de entender y practicar dentro del mundo iniciático de los pueblos amazónicos, pero es a su vez, el eje principal sobre el cual se construye el esquema tradicional del aprendizaje iniciático.


Para llegar a ser curandero u hombre de conocimiento, la dieta es la primera gran prueba que tiene que pasar el principiante para ver si es capaz de continuar ese camino y manejar energías muy sutiles y peligrosas.


La dieta implica mucho más que abstenerse de consumir determinadas sustancias o no hacer determinadas actividades en el plano físico. Es un estado de purificación, de retiro, de reflexión, de meditación, de compromiso, de respeto, de conexión con todo lo que nos rodea, y al decir todo decimos TODO.


No solo se limita o está contenida en el plano físico, sino que por el contrario, su principal actividad y medio a través del cual se transfiere el conocimiento es mediante los sueños. Y es en los sueños justamente donde se debe tener más cuidado de no comer o hacer lo indebido, porque en el mundo de la dieta es tan real el sueño como la realidad.


Es también un maravilloso mecanismo que ayuda a tomar conciencia dentro del mundo inconsciente, aceptando la responsabilidad de llevar las propias abstenciones hasta los sueños, preparando el camino para los “sueños de conocimiento”.


Las dietas se llevan a cabo mediante un aislamiento riguroso de hasta tres meses en la selva en compañía del shamán en donde se ingieren las plantas maestras y otros “palos” -brebajes medicinales que utilizan la parte del tronco o tallo de ciertas plantas curativas- siguiendo una preparación que incluye el evitar el contacto con otras personas, los olores fuertes, la exposición directa al fuego, la lluvia o el sol y la completa abstinencia sexual (“dietar mujer”).


Durante la dieta uno debe abstenerse de comer sal, azúcar, grasa, carnes rojas, bebidas heladas, ají, alcohol y de tener actividad sexual. La comida tradicional se basa principalmente en plátano verde sancochado (“inguiri”), yuca, arroz y algunas variedades de pescado y aves.


Cuando se toman plantas que tienen una dieta muy rigurosa, no cumplir la dieta o “quebrarla”, como se dice comúnmente, puede causar el efecto contrario al beneficio que se quiere obtener y en algunos casos hasta la muerte. Por eso es muy importante tomar las plantas con mucha seriedad y usarlas en su contexto y con personas realmente capacitadas.


El Cuerpo Como Instrumento de Curación


El shamán considera que el pensamiento, las emociones y la fuerza de su energía y poder está localizada en su cuerpo, en una suerte de conciencia materializada y encarnada. El cuerpo es el instrumento a través del cual se manifiesta su poder entrando en sintonía con otros seres y espacios inmateriales.


Con la preparación de su cuerpo, el shamán consigue la comunicación con las fuerzas de la naturaleza y las plantas (los aliados) y luego utiliza este instrumento para curar a sus pacientes estabilizando y armonizando las energías de sus cuerpos.


Durante las dietas generalmente los espíritus de la naturaleza y de las plantas indican al aspirante la misión y el alcance de sus poderes. Así, vemos a curanderos que se dedican a un tipo de terapia específica la cual ha sido así indicada por los espíritus. Vemos shamanes que únicamente se dedican a curar mordeduras de serpientes, otros que están autorizados para únicamente curar niños, otros que solo atienden mujeres y así sucesivamente.


También existen muchos shamanes en la selva que son considerados “maleros” o brujos, los cuales se ponen a favor de espíritus malignos que logran seducirlos al brindarles un gran poder basado en el manejo de energías a través del “daño”, encerrándolos en una suerte de constantes batallas y combates vengativos.



PLANTAS MAESTRAS


Dentro de las plantas utilizadas para la iniciación destacan las consideradas “plantas maestras”, las cuales son particularmente de dos tipos. Las de carácter psicoactivo, que nos inducen directamente a estados modificados de conciencia enseñando a través de sus visiones, como el tomapende (Brugmancia sp.) o el Ayahuasca (Banisteriopsis caapi).


Las otras plantas maestras no poseen componentes psicoactivos pero se manifiestan intensamente durante los sueños, como la Ushpawasha Sanango, el Chiric Sanango , etc.


Plantas Maestras de la Amazonía


AJO SACHA (MACHO). Pseudocalymma Alliaceum Mansoa stendleyi. Antirreumática, Artritis, Analgésico Para la cacería (sensibilidad y alerta), Auto conciencia, seguridad, energía, limpieza y protección.


AYAHUASCA. Banisteriopsis caapi. Purgativa (psicoactiva). Acceso transpersonal, para ver. (psicoactiva).


BOBINZANA. Calliandra angustifolia. Antirreumática, Resfriados, Post-natal, tónico, Purificador de la sangre Para mantenerse centrado en el nivel espiritual. Para personas confundidas.


CHACRUNA. Psychotria viridis. Colorea las visiones. Aditivo del Ayahuasca para tener visiones.


CHIRIC SANANGO. Brumfelsia grandiflora. Antirreumática, Artritis, Quita el frío, Suerte en el hogar. Quita el frío del corazón. Conexión con el yo interior. Vuelve sensible y reflexivo.


El Chiric Sanango es una planta maestra de la familia de los Sanangos, la cual deriva de la palabra quechua “chiric” que significa “frío”. Entre los curanderos es conocida como la planta maestra que “quita el frío”, utilizada en el plano físico para curar aquellos cuerpos friolentos, que sufren de manos y pies fríos, poca circulación y cuerpo entumecido. En el plano psicológico es una planta que sirve para curar el “frío del corazón” manifestándose durante la noche en sueños de alto nivel compasivo.


MUCURA MACHO. Petiveria sp. Relajante, diurético, Abortivo, malos espíritus, miedo/memoria. Enseña a curar y da protección.


TABACO. Nicotiana tabacum. Regula la energía, purgativa, migraña, repelente. Para protección y aprender cómo curar. Da sabiduría.


TOE (TOMAPENDE). Brugmansia suaveolens. Ulceras, abscesos, Infecciones, tumores (psicoactiva). Cura de cosas fuertes, males óseos. Para ver el futuro y aprender medicina.


UCHO SANANGO. Bonafousia undulada. Planta maestra restaurativa para adquirir poder físico y psíquico. Confronta con miedos internos. Abre obstrucciones internas y conflictos.


USHPAWASHA SANANGO. Abre la memoria afectiva, familia, infancia. Reconexión con el nivel emocional.


La Ushpawasha Sanango es conocida entre los curanderos por ser la planta maestra de la memoria del corazón. Ésta se manifiesta durante la noche brindando a quien la está dietando, recuerdos de vivencias de alta importancia afectiva los cuales ya se habían olvidado. Estos son experimentados con una gran carga emocional. Muchas veces el sujeto despierta llorando durante la noche.


Uso de Sustancias Psicotrópicas


El uso de sustancias psicotrópicas ha sido reconocido a lo largo de los siglos en todas las culturas ancestrales y civilizaciones como el medio inicial de comunicación con lo sagrado, con el mundo espiritual sin intermediarios.


En todos los continentes encontramos vestigios de consumo de plantas psicotrópicas, llamadas así por su facultad de generar el trance, como la forma sagrada de comunicación con la divinidad particular.


Entre otros podemos nombrar el consumo del hongo psilocíbico teonanácatl por los Mazatecas mexicanos, de donde proviene la famosa shamán María Sabina, el hongo Amanita muscaria en Asia Central y Norteamérica, el yopo en Centroamérica y el Orinoco, el beleño la mandrágona y la atropa en la región mediterránea, el cannabis en la antigua Persia y opio en el extremo Oriente.


Plantas consideradas actualmente como tóxicas tuvieron un status privilegiado como plantas sagradas en muchas culturas ancestrales. El Tabaco es algunas veces denominado “carne de los Dioses” en la cultura amazónica y considerado la planta maestra por excelencia, presente en muchos rituales en el norte y sur de América. En la amazonía es común el uso del tabaco por parte de los curanderos quienes dan a beber el jugo de la planta accediendo a

un estado modificado de conciencia que permite comunicarse con el espíritu madre de la planta.


En África, el Iboga es una planta psicotrópica ingerida como sacramento por las tribus Bwiti del Gabón. Igualmente, el uso sagrado del peyote (llamado Cristo Rojo) por los Huicholes de México y por el indio norteamericano en la Iglesia Nativa americana ― la cual actualmente posee más de 500,000 miembros ― representan el sacramento de dos ancestrales religiones contemporáneas basadas en el uso de una sustancia alucinógena.


En las andes de Sudamérica, la planta de la coca es la base de la práctica medicinal de la cultura andina, considerada como una planta maestra con capacidad adivinatoria, la cual constituye la mejor ofrenda (“pago”) a los dioses y es el símbolo de la comunicación divina. (El abuso de la cocaína como una droga estimulante constituye el resultado directo de la manipulación química de la planta ignorando su sacramentalidad).


En los Andes peruanos a lo largo de toda la cordillera andina extendiéndose hasta el norte de Chile y Argentina tenemos vestigios que se remontan hasta las culturas pre-incas Chavín y Chimú de consumo del cactus “wachuma” conocido como San Pedro (“dueño de las llaves del cielo”) por la religión cristiana.


Dentro de las plantas maestras utilizadas en la amazonía, la más reverenciada es el Ayahuasca la cual es considerada por más de 70 diferentes etnias indígenas desde Colombia hasta Bolivia, Brasil y las Guayanas como la fuente de su increíble saber botánico y el fundamento de su medicina tradicional.


Existen curanderos que se dedican exclusivamente a curar a sus pacientes mediante el uso del Ayahuasca. Expertos en su preparación y en el manejo del trance, estos curanderos son llamados “maestros ayahuasqueros”. Ellos se refieren al Ayahuasca como “purgante” y a la sesión de toma como “purga”, atribuyéndole un poderoso efecto curativo gracias a su acción limpiadora.


Podríamos citar más de doscientos psicotrópicos utilizados en culturas ancestrales lo que demuestra, en diferentes culturas alrededor del planeta, ser la fuente de su conexión con el mundo sagrado.



LA EMINENTE DESAPARICIÓN DEL SISTEMA CURANDERIL


El contacto con la civilización occidental ha sido la causa determinante para la desaparición del sistema curanderil tradicional. Actualmente todavía persiste pero es sumamente difícil encontrar entre la juventud a nuevos herederos de esta ancestral conexión sagrada.


Los jóvenes, impactados por los adelantos modernos, la televisión y la moda, encuentran poca valoración en los métodos ancestrales de sus antepasados, considerándolos obsoletos, anticuados y superados por la medicina moderna. La conexión se está perdiendo.


Además hay que entender que el aprendizaje de estas técnicas de curación es duro y largo. El dietar por meses, el aislamiento, la abstinencia y la privación, son parte de este duro camino, el cual consideran difícil y penoso en comparación con el tomado por la medicina contemporánea dentro de un mundo moderno de vida urbana.


El desprestigio de la ancestral conexión sagrada con la naturaleza por parte de la iglesia católica ha sido durante los últimos 500 años un factor determinante de esta destrucción.

Por otro lado la destrucción del bosque mediante la extracción indiscriminada o el monocultivo, está favoreciendo la desaparición de plantas medicinales.


“Nuestra civilización no sólo esta desapareciendo gran cantidad de especies animales, sino también pueblos enteros y culturas que han sobrevivido miles de años, las cuales conservan aún, maravillosos tesoros para la posteridad, si tomamos ahora las medidas necesarias”.

El problema radica en que el antiguo paradigma científico colocaba a la razón humana como la única fuente de conocimiento. De esta manera un conocimiento considerado mágico, proveniente del consumo de plantas con carácter psicoactivo era inmediatamente condenado ya que no encajaba con la visión dominante, la cual planteaba que la naturaleza debería ser dominada por el hombre y vista como una fuente de recursos naturales en vez de ser respetada y vista como una fuente sagrada de conocimiento de la cual dependemos.


Como afirma el investigador colombiano Germán Zuluaga:

“...el chamanismo y los sistemas médicos indígenas siempre han sido menospreciados o perseguidos, primero por ser considerados diabólicos, y por lo tanto peligrosamente eficaces, y ahora por ser supersticiosos, irracionales, poco científicos, y por lo tanto ineficaces”.


Nos encontramos pues ante el fin de una cultura ancestral amazónica la cual deja en manos de los buscadores occidentales, sociólogos, antropólogos, psicólogos y científicos empíricos el rescate de sus fuentes de conocimiento. Es preciso dejar de lado una gran cantidad de prejuicios históricos, culturales y científicos, para poder examinar con prudencia, respeto y seriedad los conocimientos del chamanismo y los sistemas médicos indígenas.


El particular momento que vive el planeta, hace que este tiempo sea muy especial, muy importante para acceder directamente a las últimas fuentes vírgenes de un conocimiento que está casi extinguido. De alguna manera, el hecho de sentir esta conexión, este llamado, nos hace a todos herederos y responsables de trabajar para la continuidad de esta tradición, de esta forma de conocimiento.



EL AYAHUASCA


El Ayahuasca (Banisteriopsis caapi) es una liana de la selva que crece en toda la hoya amazónica desde Colombia hasta Perú, Bolivia, Brasil y las Guyanas. Es conocida y reverenciada por todas las tribus indígenas como una “planta maestra” y constituye el fundamento de su medicina tradicional.


El Ayahuasca es cocinada junto con las hojas de un arbusto llamado Chacruna (Psychotria viridis), dando un brebaje o bebida sagrada de carácter psicoactivo que se ingiere en una ceremonia ritual indígena de reflexión y limpieza. Este brebaje, denominado también Ayahuasca ha sido utilizado desde hace más de 5.000 años por los shamanes del Amazonas como un camino para obtener la expansión de la consciencia.


El término Ayahuasca deriva de las palabras quechuas “aya” que quiere decir muerto y “huasca” que quiere decir soga o liana. Esto se traduce como la soga de los muertos o la liana de los muertos, y es considerada una bebida utilizada por los iniciados para comunicarse con el mundo de los espíritus.


A lo largo de toda la cuenca Amazónica recibe diferentes denominaciones según la región. En Ecuador se le denomina “natema”, en Brasil es conocida como “jurema”, “chá” o “daime” y en Colombia como “yagué”.


En la selva peruana es conocida como “Ayahuasca” y llamada popularmente como “purga” debido a sus efectos eméticos y de limpieza. Como afirma Jacques Mabit, director del Centro de Rehabilitación de Toxicómanos ― Takiwasi:

“Esta preparación se llama comúnmente la “purga” porque produce una intoxicación controlada permitiendo limpiar el “cuerpo-mente”.


Uso Tradicional y Contemporáneo


El Ayahuasca y su contexto ritual se extienden por prácticamente toda la hoya amazónica; incluso tribus extremadamente alejadas manifiestan un conocimiento profundo del uso del Ayahuasca.


Este brebaje es considerado como el fundamento de la conexión mágico-espiritual de más de 75 etnias de la Alta y Baja Amazonía.


Se consume entre otros, para diagnosticar, curar enfermedades y disfunciones en general, para tomar decisiones importantes, para pedir consejo a las divinidades, para resolver conflictos personales ― entre familias y entre tribus ―, para comunicarse con los espíritus de la naturaleza, para ejercer sus capacidades adivinatorias y elucidar misterios, robos, desapariciones, para saber si tenemos enemigos, conocer la infidelidad del cónyuge, reforzar la actividad sexual, etc.


También es utilizada en forma negativa como medio para realizar un daño o dolencias a un enemigo, dirigiendo embrujos y energías negativas ― “virotes” ― durante el trance extático.

El brebaje del Ayahuasca constituye la clave del conocimiento empírico de todo el saber médico tradicional de la Amazonía, el cual es utilizado principalmente para fines terapéuticos y rituales.


El Ayahuasca ha tomado vigencia en el mundo contemporáneo a través de su uso como sacramento dentro de algunas religiones alrededor del planeta establecidas bajo un sistema de espiritualidad mística, basadas en la experiencia inmediata de lo numinoso, dejando de lado los dogmatismos y actos de fe típicos de las antiguas religiones.


El Santo Daime, que significa “dar santidad”, es una religión originaria del Brasil producto de la combinación entre la religión cristiana y las prácticas del Shamanismo amazónico, el cual utiliza el Ayahuasca, al que denominan “daime”, como su sacramento. El Santo Daime actualmente cuenta con más de 20,000 seguidores denominados daimistas y mantiene centros en los Estados Unidos, España, Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda, Bélgica y Japón entre otros.


Actualmente existen 22 grupos religiosos reconocidos que utilizan el Ayahuasca como sacramento dentro de su religión. Es considerada sagrada, como la sangre y el espíritu de Cristo. Entre las principales están el Santo Daime, la Uniao do Vegetal y A Barquiña.


El Ayahuasca no ha sido incluido en ninguna lista de substancias prohibidas en aras de su uso religioso (gracias a que no genera ningún tipo de dependencia ni toxicidad), con lo cual las religiones del Ayahuasca, al igual que las iglesias del peyote, se sitúan en cierta forma en la cabeza del movimiento mundial en pro de una liberalización del consumo de substancias psicótropas.


Explicación Química


Existe una variedad de maneras de preparar el brebaje Ayahuasca dependiendo de la zona geográfica. Varían las cantidades a utilizar, los recipientes, la manera de conservar la liana entre su recolección y su cocción, la intensidad y duración de la cocción, los agregados adicionales a la pócima, así como el modo de conservación del brebaje.


Su preparación consiste básicamente en cocer por más de diez horas la combinación de dos plantas: el tronco de una liana llamada Ayahuasca (Banisteriopsis caapi) con las hojas de un arbusto llamado Chacruna (Psychotria viridis).


Durante el proceso de cocción, una plétora de compuestos químicos de ambas plantas entran en infusión. La planta del Ayahuasca contribuye principalmente con tres alcaloides generalmente conocidos como B- carbolines, llamados Harmina, Tetrahydroharmina y en un menor grado Harmalina. En cambio, las hojas de Chacruna contribuyen con grandes cantidades de Dimetiltriptamina, o simplemente DMT.


De los cuatro principales alcaloides contenidos en el brebaje, el DMT es el principal responsable de los efectos de la mareación. Nombre que se le da a la sensación de encontrarse bajo los efectos psicoactivos del brebaje. Cuando se ingiere DMT por vía oral, éste no produce efecto alguno ya que es completamente destruido (oxidado) en los intestinos por una enzima llamada Monoamino Oxidasa (MAO), la cual se encuentra en nuestro organismo y destruye al DMT antes que éste llegue al sistema circulatorio y al cerebro.


Lo que es realmente extraordinario acerca de la preparación de este brebaje es como en una perfecta y simple preparación logra combinar DMT, con los B-carbolines del Ayahuasca. Estos componentes, la Harmina y Harmalina son inhibidores de la enzima Monoamino Oxidasa (MAO). Esto quiere decir que inhiben la producción de la enzima MAO la cual es responsable de controlar el nivel de ciertos químicos de cerebro llamados “aminas”, entre ellos los neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. La enzima MAO controla el nivel a través de la oxidación. De esta manera ésta enzima protege al cerebro de recibir sobredosis desestabilizantes de aminas a través de la comida.


Lo increíble en este brebaje es que la Harmalina inhibe a las enzimas a destruir el DMT permitiendo que entre en el torrente sanguíneo y lleguen al sistema nervioso central del cerebro.


Los efectos psicoactivos del Ayahuasca se deben al Dimetiltriptamina (DMT), sustancia que segrega nuestro propio cuerpo y que es la responsable de los sueños nocturnos. Según los curanderos la Chacruna es la responsable de “pintar las visiones” mientras que la Ayahuasca es la que enseña detrás de las visiones.


Todos los investigadores se preguntan: cómo es que los indígenas sin ninguna formación académica, sin ningún acceso a tecnología de laboratorio, han logrado encontrar la conexión entre las propiedades químicas del Ayahuasca y la habilidad de permitir la activación de una sustancia psicoactiva (DMT) contenida en otra planta, cuyos efectos no podrían ser descubiertos bajo un consumo aislado.


Investigación Científica


“El Ayahuasca constituye un reto intelectual para nuestra época”.


Hoy en día se puede encontrar mucha información de carácter científico sobre el Ayahuasca. Pero después de pasar por un periodo prolongado de observación y auto-experimentación en medio de la selva peruana, uno se va dando cuenta que la base científica en donde se apoyan algunas de las investigaciones es errónea e incompleta. Uno de los mayores problemas en el abordaje científico es que los estudios adolecen de la riqueza de la observación directa en las condiciones naturales.


De manera general, los estudios sobre el Ayahuasca no abarcan más allá del marco botánico o fito-químico y a veces socio-antropológico. Pocos son los científicos que hayan intentado enfocar este fenómeno in situ y hayan procedido a auto-experimentaciones respetando el contexto muy particular de las prácticas del Ayahuasca.


Sin embargo, el Ayahuasca requiere un proceso de in-formación en el sentido etimológico del término. La información no puede ser recogida desde fuera sino, procede desde el interior del sujeto. Por consiguiente, una investigación que descarta la auto-experimentación se corta de hecho de la principal fuente de datos y reduce el valor de las hipótesis así formuladas.


Como afirma Jacques Mabit:

“al momento que el curandero y el paciente están bajo los efectos del Ayahuasca, esa discontinuidad artificial se disuelve y la separación analítica del observador pierde validez. El Ayahuasca hace al ayahuasquero y viceversa. Del mismo modo que la danza nace con los movimientos del bailarín, éste cesa de ser bailarín cuando cesa la danza. Se extinguen juntos y ya no hay ni bailarín ni danza”.


En otras palabras podemos observar que el Ayahuasca y el ayahuasquero son inseparables al realizar una investigación y proceder en forma separada desmerita toda investigación.

Por otro lado, en experimentos con los componentes puros se requiere de dosis de 300 a 500 Mg. de alcaloides (harmalina o tetrahidroarmina), para conseguir un efecto mínimo, mientras que el uso del preparado Ayahuasca por los curanderos sólo necesita dosis de 19 a 30 Mg. de esos mismos alcaloides, lo que sugiere posibles efectos cinegéticos en la combinación empírica del brebaje.


Estamos de acuerdo con que el brebaje constituye un elemento indispensable y clave de la técnica curativa pero al mismo tiempo intervienen muchos otros elementos que condicionan el efecto de los resultados y un estudio sobre el Ayahuasca que no los contemple resulta completamente errado.


Por una parte tenemos el abordaje de la fitoquímica, la farmacología y la botánica, las cuales pretenden actuar de forma objetiva centrando su atención en la sustancia, en el brebaje y en la materia prima. Por el otro lado los antropólogos, etnólogos y sociólogos se fijan primordialmente en el contexto cultural, buscando ante todo explicaciones en la dinámica social.


En ambos casos, al intentar reducir la realidad al campo de observación que es competencia de dicha ciencia, la realidad se vuelve incompleta. No se pueden utilizar representaciones estáticas para señalar una realidad dinámica. Aquí, observador y observado se confunden, sujeto y objeto son uno.


Los autores que se someten a la auto-experimentación son los más interesantes de consultar acerca del Ayahuasca ya que nos pueden mostrar un enfoque desde “dentro”. Aún así, en las investigaciones consultadas, me he dado con la sorpresa de que menos del 10 por ciento se basa en una auto- experimentación y dentro de esa muestra, menos de la mitad afirma haberlo experimentado más de 3 veces. Me atrevería a decir que esa actitud responde más a una respuesta personal evasiva hacia la auto-experimentación que a una actitud científica sincera, una especie de coartada personal cuyo fin es ahorrarse la auto-experimentación.


Existen una serie de investigaciones científicas realizadas en los últimos años, las cuales han aportado algunas conclusiones importantes. Podemos citar algunas:


En 1995 el psiquiatra Dr. Ch. Grob de la Universidad de Los Angeles, EEUU junto con el farmacólogo Dr. J, Callaway, de la Universidad de Kuopio, Finlandia, realizaron trabajos de investigación en Brasil.


En 1992 y 1997 el Dr. Josep Ma. Fericgla y su equipo de colaboradores realizó investigaciones en la selva ecuatoriana.


Desde hace 10 años hasta la actualidad funciona en la selva norte del Perú el centro Takiwasi, dirigido por el doctor francés Jacques Mabit, dedicado al tratamiento de toxicómanos basado en los efectos del Ayahuasca.


Investigaciones llevadas a cabo por el Dr. D. McKenna y el Dr. Metzner en la selva Amazónica e investigaciones de farmacodinamia del Ayahuasca en la Fundación de Neuropsicología del Hospital de Sant Pau, en Barcelona.


En base a estas diversas investigaciones podemos afirmar acerca del efecto fisiológico del Ayahuasca sobre el cuerpo humano lo siguiente: la nula hepato-toxicidad de este compuesto vegetal.


El consumo de Ayahuasca dentro de un contexto controlado carece de efectos secundarios, no es adictiva y no muestra ningún síndrome de abstinencia, es decir la gente no muestra ningún síntoma de carencia cuando deja de consumirla.


El uso de las sustancias psicotrópicas en el marco ritual, con las precauciones de la iniciación, no induce jamás una dependencia o una adicción.


Como afirma Josep Ma. Fericgla, experto español en terapias con enteógenos:

“...tras miles de años de su consumo en la Amazonía no existe ni un solo registro de uso indebido, de intoxicaciones o accidentes a consecuencia de su utilización. No ha habido casos de abuso o adicción a esta sustancia, no es tóxica, no genera dependencia y no hay un solo caso de delincuencia asociada a su consumo”.


Por más que contenga un componente psicoactivo, el Ayahuasca no puede ser considerado y condenado como una droga clásica de efectos adictivos y negativos. Por el contrario, debemos observar que su consumo no se da nunca dentro de un contexto recreacional o lúdico. La norma de su utilización la coloca dentro de un contexto ritual controlado de características sagradas, espirituales y terapéuticas que nos llevan a un proceso de introspección profunda que revela vivencias tanto agradables como reprimidas, por lo que el uso dentro de un contexto recreacional, lúdico o compulsivo es inadmisible.


La enorme mayoría de personas que la consumen, pobladores indígenas, chamanes, curanderos, psicólogos, terapeutas, pacientes toxicómanos, buscadores espirituales, religiosos e interesados en general, no consideran esta planta como una droga, sino como una herramienta para la introspección, la meditación, la terapia, la limpieza interior, la autoexploración o como sacramento.


Cabe resaltar además que el sabor del brebaje no es agradable, lo cual aleja a todo aquel que se acerque fuera del contexto adecuado.


No se ha registrado ningún accidente, muerte o locura por sobredosis, pero se recomienda mucha prudencia en su manejo y que el consumo sea dirigido por un experto en la materia (maestro ayahuasquero o shamán), ya que la dificultad radica en el control y manejo de los estados modificados de consciencia a los que se accede.



LA SESIÓN RITUAL


Las sesiones rituales de Ayahuasca son dirigidas por el maestro curandero o maestro ayahuasquero. El curandero convida generalmente el Ayahuasca a los pacientes en sesiones nocturnas llevadas a cabo en un promedio de dos o tres veces por semana. Usualmente se prefiere realizar sesiones los días martes y viernes.


Preparación Previa a la Sesión


El marco ritual de su consumo se inicia en los días previos a la ceremonia, donde el participante debe cuidar su alimentación ajustándose a una dieta específica como preparación para su consumo.


Se recomienda a los participantes no comer nada después del almuerzo precedente a la sesión, a fin de facilitar la mareación y reducir las náuseas.


A los pobladores en general no se les pide condiciones especiales de preparación para la sesión pero a los que se están iniciando en el camino del curanderismo se les exige condiciones muy estrictas tales como aislamiento en la selva, la dieta rígida, ayuno, abstinencia de contacto con el fuego, abstinencia sexual, exclusión total de ají, sal, azúcar, chancho, etc.


En toda la amazonía siempre se ha señalado la regla de mantener una abstinencia sexual antes de la sesión. En sus palabras “vas a dietar mujer”, los curanderos se refieren a la total abstinencia de tener relaciones sexuales de cualquier tipo en los días previos a la sesión.

La mayoría de la gente no manifiesta el deseo de efectuar un proceso iniciático; sencillamente quiere experimentar una vivencia “diferente”, acceder a un conocimiento de sí mismo o resolver un problema de salud o una cuestión existencial. Para esos pacientes, los ayunos o dietas son extremadamente reducidos, los riesgos o peligros casi nulos y las condiciones de participación muy amplias.


Los sujetos pueden participar en las sesiones a partir de la adolescencia y en los grupos étnicos amazónicos algunos niños participan desde la edad de 7 u 8 años.


Inicio de la Sesión


La sesión empieza generalmente alrededor de las 9.00 p.m. Los participantes se sientan sobre cojines en el suelo, contra la pared alrededor de la habitación.


El curandero inicia la sesión prendiendo un cigarrillo de tabaco fuerte ― “mapacho” ― con el cual realiza un breve ritual de limpieza y protección del lugar y de su propio cuerpo. Luego enciende y sopla el humo del mapacho dentro del recipiente que contiene el Ayahuasca y mezcla el humo con el brebaje, sacudiendo el frasco.


Este pequeño ritual de limpieza no tiene la finalidad de impresionar ni sugestionar a los participantes sino que por el contrario, manifiesta un respeto hacia el aspecto sagrado al que se va a tener acceso; representa un lenguaje mediante el cual se solicita ayuda y protección a ese otro mundo sagrado.


La postura del participante juega un papel importante durante el control de la mareación, siendo de alguna manera más manejable si se mantiene bien sentado con la espalda recta y la cabeza levantada. Del mismo modo es más probable llegar a sentirse turbado y fuera de control si se recuesta durante el pico de la mareación.


Mantener el silencio es importante ya que durante la sesión los sentidos en general se encuentran sumamente sensibles, igualmente mantener la oscuridad es importante para poder tener un mejor manejo de visiones.


Toma de la Medicina


En seguida, el curandero llama a cada participante y le sirve una dosis que él calcula instintivamente en función de la constitución física del participante, de la naturaleza y gravedad de su enfermedad o del motivo que lo lleva a tomar el Ayahuasca y finalmente, en función de la “fuerza” de la purga. Una vez que todos los participantes han bebido la dosis de Ayahuasca procede él mismo a tomar la dosis conveniente. El curandero acompaña siempre al paciente en su mareación.


Los primeros efectos se perciben en un plazo diferente según los sujetos y las sesiones, pero generalmente aparecen después de unos 20 a 40 minutos y duran un promedio de 3 horas.

Cuando el nivel de la mareación es bajo, o cuando un individuo no “arranca”, el maestro puede intervenir para aumentar la mareación.


Luego de pasado un tiempo que el curandero considera prudente, éste generalmente pregunta si alguno de los participantes todavía no ha entrado a la “mareación”, y les propone tomar una segunda dosis. La mareación es bastante evidente y si se tiene dudas sobre si se está o no bajo los efectos, entonces lo más probable es que no se esté aún o la dosis haya sido insuficiente.


Comportamiento Dentro de la Sesión


Dentro de la sesión ritual de Ayahuasca, los participantes deben respetar un cierto código de comportamiento para garantizar en cierta medida el correcto desarrollo de la ceremonia. Estos comportamientos son:


En lo posible mantenerse sentados. La postura física refleja en cierta medida la actitud espiritual con la que recibimos la medicina. Una postura chorreada o caída implica una actitud no muy firme. En cambio una posición sentada con la cabeza levantada implica una buena actitud. En los sistemas orientales se refleja lo mismo a la hora de practicar la meditación sentado. Además, es más fácil lograr controlar los efectos cuando se está sentado que cuando se está echado, donde a veces podemos sentir mucha confusión.


Es importante mantener durante toda la sesión un completo silencio, evitar hablar ya que la experiencia es en gran medida individual e interior, llegando a perturbar enormemente a los demás participantes si nos ponemos a hablar. Igualmente, debemos evitar a toda costa el hacer sonidos con las manos o con los pies ya que bajo los efectos del Ayahuasca se sensibilizan los sentidos a niveles muy potentes llegando a perturbar a los demás si hacemos sonidos molestos o repetitivos.


El fumar tabaco (mapacho) durante la sesión, generalmente incrementa los efectos de la mareación y debe ser tratado con cuidado por parte de los participantes nuevos.


Efecto Emético


Durante el transcurso de la mareación puede ocurrir que el participante experimente un deseo espontáneo de vomitar. Esto puede crear un rechazo previo hacia la experiencia por parte de los novatos, pero hay que entender que el concepto de vomitar que se experimenta en una sesión de Ayahuasca es muy diferente al concepto tradicional, ya que el vomitar no va acompañado del malestar de haber comido algo que nos haya intoxicado estomacalmente o

de haber bebido más de la cuenta, sino que por el contrario, los efectos eméticos (diarrea y vómitos) vienen acompañados de contenidos psicológicos. Uno vomita emociones y bloqueos psicológicos, los cuales salen con facilidad.


Los efectos eméticos del Ayahuasca son una parte importante de la experiencia curativa. Para los pacientes, el acto de vomitar es una experiencia poderosa, pues el acto de expulsión física es acompañado por el reconocimiento consciente de contenidos psico-emocionales. Estos pueden ser eventos negativos, emociones o actitudes. Dentro de la imaginería interna del sujeto este acto puede llegar a tener una forma simbólica, sintiendo que vomita objetos o animales.


Cognitiva y emocionalmente el paciente, por ejemplo, experimenta el dejar ir una culpa en la forma de una mariposa, llegando incluso a sentir que se vomita el sentimiento con forma física. Estas manifestaciones inconstantes e irregulares se atenúan con el tiempo y con la ingestión repetida y sobre todo con las dietas y ayunos de desintoxicación.


El vómito provocado como parte de una limpieza ritual, limpia no sólo el cuerpo sino también lo mental; depura y asocia a él aquello que rechazamos como espiritualmente dañino, materializando su expulsión; implica echar afuera al mismo tiempo los bloqueos físicos y mentales, la imagen que tenemos de nosotros, y dar de nosotros, de lo más íntimo, de las entrañas, aceptar que también somos materia y no sólo espíritu....


Vomitar dentro de una sesión ritual de Ayahuasca conlleva un aspecto energético. Implica “devolver” aquello que está en exceso, lo que nos hace daño, lo que no nos pertenece o que hemos tomado por error. Se puede asociar a recuerdos, emociones y visiones de hechos personales siendo en todos los casos una experiencia liberadora.


Cierre de la Sesión


Después de la experiencia de apertura y visiones de la sesión, los efectos empiezan a retroceder y la sesión se prolonga por algunas horas más en las cuales los participantes se mantienen en un pacífico y profundo silencio colectivo en el que cada cual se concentra en la contemplación de su universo interior. Conforme van saliendo de la experiencia, aparece el cansancio resultante de no haber dormido durante casi toda la noche.


En la mayoría de las veces, uno experimenta una suerte de incapacidad de encontrar las palabras que logren describir el estado alcanzado durante la experiencia. Los participantes conversan sobre la experiencia pero sienten que las palabras no llegan a describir la profundidad de la apertura. Aún así, sienten que las personas que han estado en la sesión saben qué es lo que se está tratando de describir y que ellos están experimentando esa misma dificultad.


Al terminar la sesión el participante es aconsejado a no ingerir alimentos hasta el desayuno del día siguiente.



LA MAREACIÓN


Los curanderos emplean generalmente la palabra “mareación” para definir el estado mental peculiar cuando aparecen los efectos del Ayahuasca en el organismo. Esta palabra agrupa dos nociones: embriaguez y visiones.


El término “mareación” evoca la sensación de mareos semejantes a los que se sienten cuando se acerca la embriaguez frecuentemente percibidas como olas sucesivas que van creciendo, alcanzando un apogeo y luego decreciendo rítmicamente como un reflujo marino.


Influencias Energéticas


Los factores ambientales son susceptibles de modificar potentemente los estados de conciencia de un sujeto bajo efectos del Ayahuasca, tales como ruidos, luminosidad, grado de aislamiento, etc.


Existe una evidente influencia recíproca entre los participantes, la cual se manifiesta durante la sesión como intercambios sutiles de “energías”. Sin perder el sentido de individualidad, el participante influye y recibe influencias de sus compañeros.


Estas energías emanan de cada participante y poseen una característica de “calidad energética”, la cual se difunde en el ambiente y encuentra “entradas” más específicas en otros sujetos de cierta “calidad energética” particular. Es decir la influencia se da con mayor facilidad entre sujetos que emanan un mismo nivel de vibración energética.


Existe también una variable de influencia por proximidad física. Cuando un participante está purgando (“botando”) una energía negativa, éste puede influenciar notoriamente a su vecino más próximo. No es raro que un participante haga vomitar a otro por una influencia insoportable. Estas influencias pueden darse también por proximidad emocional.


Cabe destacar que estas influencias no tienen que ser necesariamente de carácter negativo ya que un participante que se encuentre experimentando un estado extático de amor compasivo, influye notoriamente sobre la calidad general de la sesión levantando el nivel de la vibración general.


Una misma energía puede ser percibida y metabolizada en forma diferente por los distintos participantes. Uno podrá tener una visión, mientras que otro tendrá una reacción física como por ejemplo, un temblor en el cuerpo.


Estas manifestaciones pueden ser percibidas con mucha facilidad por el curandero quien a veces reubica a un participante para equilibrar la energía que circula en el salón. En este sentido, el curandero es el moderador del juego y a él le corresponde poner a cada uno en su sitio y evitar las interferencias dañinas.


De esta manera podemos afirmar que toda la experiencia del Ayahuasca gira alrededor de sutiles movimientos energéticos, dentro de un manejo semi- controlado por parte del curandero, influenciados por los mismos participantes y el medio ambiente. Cada individuo puede experimentar el carácter colectivo de la “mareación” y de las interacciones muy estrechas que operan entre los participantes.


Las Visiones


Si se busca la definición de “alucinación” en el diccionario ésta es “error o engaño de nuestra imaginación, producida por apariencias falsas”.


Según la definición precedente no se calificará de alucinación a una visión que permite al sujeto dominar mejor su universo interior. Nos parece más apropiado hablar de “visiones” y de “ver” para designar las percepciones mentales experimentadas durante la mareación, cubriendo así no solamente la imaginería mental, sino también las percepciones atribuidas a los otros sentidos.


Es importante destacar que las visiones pueden ser diferenciadas de la simple alucinación por varias razones: el trance tiene coherencia interna, no hay pérdida de las relaciones espacio-temporales ni pérdida de la conciencia. Las visiones pueden ser superficiales o muy profundas llegando a introducir al sujeto a un mundo constituido por su propia capacidad de “ver”.


Las visiones durante la experiencia del Ayahuasca son de la misma naturaleza que las visiones durante los sueños, es decir se requiere mantener los ojos cerrados o estar en un ambiente oscuro para poder tener visiones. Cabe destacar que no necesariamente el tener visiones es el propósito de la experiencia ni la manera de medir la efectividad de la misma. Muchas veces no se tiene ninguna visión durante la sesión pero se puede tener una experiencia de ampliación de conciencia sumamente reveladora.


Las visiones difieren muchísimo de un sujeto a otro, algunos encuentran significados profundos y reveladores en sus visiones, otros las consideran como distractoras de la experiencia directa de ampliación de conciencia, otros logran entender el significado de sus visiones meses después de haber tenido la experiencia. (Es normal que ocurra que al volver al estado de conciencia ordinaria, si se ha experimentado visiones demasiado abstractas o simbólicas, estas no puedan ser integradas de manera inmediata al nivel consciente, pudiendo tardar a veces meses en aclarar su verdadero significado).


Cuando se le pregunta a la mayoría de los maestros ayahuasqueros de la Amazonía sobre el contenido de las visiones, responden en forma unánime: “¡Prueba y vas a ver cómo es!”.


La Imprevisibilidad de la Experiencia


Existen muchos factores y elementos que influyen durante el proceso de la experiencia del Ayahuasca que hacen prácticamente imposible determinar el resultado de la misma. Entre éstas se encuentran la voluntad del participante, el grado de expectativa -el cual influye negativamente-, la confianza y entrega a la experiencia, la proximidad de un trauma psicológico, el compromiso con el curandero, la empatía y comodidad con el grupo de participantes, la dosis, la calidad del brebaje, la experiencia del curandero, etc.


Cualquiera que sea el grado de preparación o evolución del que toma Ayahuasca, la experiencia siempre es imprevisible. Es imposible anticipar la naturaleza y cualidad de la sesión que se va a tener. En otros términos cada sesión es una aventura, con resultados sorprendentes y en contraposición con las ideas previas de los participantes.


En el curso de la sesión, la evolución de la mareación es también generalmente imprevisible: la mareación puede ser lenta, acelerarse o al contrario desaparecer de repente o puede aparecer en un instante cuando ya no se esperaba.


Durante una misma sesión, podemos observar efectos totalmente diferentes en los diversos participantes, los cuales van desde la ausencia total de efectos hasta una mareación fortísima.


En sesiones diferentes, utilizando la misma dosis y el mismo brebaje, el mismo sujeto puede manifestar una asombrosa variación en la calidad y potencia de su mareación.


A pesar de la potencia de la dosis o de la concentración de las preparaciones, hay sujetos que son refractarios al Ayahuasca, no pudiendo entrar nunca a la mareación. “La purga no te quiere” comenta el curandero, dando a entender que primero hay que quererla a ella para que manifieste reciprocidad.


Un factor condicionante es la disposición psico- somática del paciente en el momento de la sesión. La situación emocional-afectiva en la cual se encuentra el paciente potencializa o neutraliza los efectos del Ayahuasca, sea en forma consciente o inconsciente.


Tal vez un factor importante que influye positivamente, identificado en la auto-experimentación y observación, es la importancia del contexto en el acercamiento a la experiencia, la cual debe llevar la humilde intención de aprender sin hacerse muchas expectativas y con un gran respeto por el marco ritual y sagrado al que se va a tener acceso.

Por otra parte, un sujeto que toma habitualmente el Ayahuasca no está seguro de “ver” más que su vecino que asiste por primera vez a una sesión. Tampoco está seguro de ver más de lo que vio él mismo en cualquier sesión anterior, ya que cada una representa una experiencia completamente nueva e independiente.


La mayor capacidad terapéutica o visionaria adquirida con el tiempo no se manifiesta siguiendo un orden lineal, en el cual cada sesión representa un paso directamente sucesivo al anterior. Existe un progreso, pero sin lógica de causalidad lineal. Es como armar un enorme rompecabezas cuyas piezas se toman de manera dispersa y se van juntando poco a poco para hacer emerger la imagen definitiva.


La Ampliación de la Consciencia


Los efectos psicoactivos inducen a un estado modificado de consciencia, la cual se experimenta ampliada permitiendo la observación de contenidos profundos abriendo de alguna manera la censura sobre el inconsciente humano.


La consciencia descubre la auto-observación, en el sentido del testigo interior de que hablan las grandes religiones orientales. A nivel psico-afectivo-espiritual tenemos sensación agradable de integración con la naturaleza, visiones placenteras, rememoración de contenidos afectivos, ampliación de conciencia, reconexión con la espiritualidad y la trascendencia, etc.


De una manera general, el Ayahuasca amplifica la actividad cerebral y las percepciones sensoriales. El sujeto siente una aceleración de sus pensamientos y percibe con agudeza el menor ruido o luz, de ahí la necesidad del silencio y de la oscuridad. A la vez, el sujeto percibe un ensanchamiento de su conciencia, un aumento de las facultades discriminativas de su yo habitual, una ampliación o trascendencia de su ego.


La experiencia del Ayahuasca puede resultar en uno de sus factores como el encuentro sorpresivo y extático con el “yo”, la identificación de un verdadero “yo” no reconocido y aparentemente redescubierto.


Durante la experiencia del Ayahuasca no se realiza una disolución o pérdida de la conciencia, sino que por el contrario ocurre una modificación de la misma. El sujeto sabe a lo largo de la sesión quién es, donde se encuentra, lo que él ha tomado, al llamarle por su nombre responde, y luego se acuerda de sus visiones principales.


Sin embargo, es posible entre personas no acostumbradas a auto observarse y sujetos inmaduros, observar mareaciones radicales: antes que intervenga el maestro, el sujeto se “desconecta” ante la intensidad de las visiones. Hay entonces disolución temporal de la conciencia: el sujeto no responde cuando lo llaman por su nombre y no se acuerda de lo vivido en la sesión. Cuando la sesión está bien controlada, la mareación tiene un nivel de intensidad aceptable.


En este contexto cobra vital importancia los constantes icaros (cantos rituales) del curandero, los cuales constituyen el vínculo con la energía grupal de la sesión permitiendo al sujeto guardar cierta coherencia energética y mantener contacto con el aquí y el ahora.


Otra característica común de las sesiones de Ayahuasca es una constante sensación de acortamiento del tiempo. El participante, al finalizar la sesión tiene la sensación de que no ha durado más que una fracción del tiempo cronológico pasado.


Ocurre a veces que los participantes salen de la sesión con la impresión de haber revivido gran parte de su vida en los más pequeños detalles y resolver problemas complejos que en tiempo normal necesitarían semanas de reflexión.


La Auto-Aceptación


La ampliación de conciencia casi siempre lleva a una auto-aceptación de la realidad del sujeto la cual lo conduce a una sensación de liberación interna. Es característico que sujetos reacios a “ver” sus cualidades poco halagadoras, de repente aceptan como reales las visiones claras de su mediocridad. Estas visiones poseen tal fuerza que se imponen como indiscutibles, y la desaparición de dudas respecto de su existencia contribuye a brindar al individuo un sentimiento de paz, al mismo tiempo que se le presenta la simpleza del cambio como una alternativa elegible.


Estas visiones sobre su universo personal no se presentan como verdaderos descubrimientos, sino que, como afirma Jacques Mabit, “Se perciben como revelaciones de algo “ya sabido”. Se manifiesta como una toma de conciencia de verdades subconscientes, latentes. El sujeto concluye diciendo “En el fondo, yo ya lo sabía”.


Este sentimiento de auto-aceptación puede llegar precedido de manifestaciones físicas que acompañan a la visión: llantos, gritos, gestos de protección, etc. Los descubrimientos sobre sí mismo se perciben a menudo como “revelaciones” o “mensajes” de procedencia indeterminada, cuya fuerza de convicción se impone de manera indudable y persisten (aunque atenuados) después de la vuelta al estado normal, imprimiendo cambios en la psique y en el comportamiento del sujeto.


Efectos a Largo Plazo


Al finalizar la sesión, el sujeto se encuentra con frecuencia sumergido en un sentimiento colectivo de relajamiento, paz y comunión con el grupo, queriendo de cierta manera compartir con los demás o con sus seres más próximos. Se tiene la sensación de haber vivido una experiencia personal que ha alcanzado lo más profundo de su intimidad.


Esta vivencia “transpersonal” da por naturaleza seguridad con relación a sí mismo y al prójimo. A largo plazo se manifiestan claros cambios en el ritmo de vida y en la calidad de las relaciones con los demás. Aumenta la seguridad con respecto a la intuición, la flexibilidad y la apertura respecto a los cambios, y una evidente mayor capacidad de expresión afectiva. Todo ello como parte del resultado de un proceso de reconexión con nuestro ser profundo, la naturaleza y la sensación de trascendencia.


Una manifestación clara es la sensación de capacidad de vivir cambios trascendentales y tomar decisiones importantes, los cuales permanecían latentes desde hacía mucho tiempo, tales como la orientación profesional, rupturas de relaciones, cambios de modo de vida, etc. Esto es evidente en el caso del uso del Ayahuasca como medio para el tratamiento de toxicomanías.


Hay que señalar que la toma de conciencia, es decir, la integración mental de la experiencia, no es un factor indispensable para la evolución de la psique del participante. El efecto purgativo a nivel psicológico se manifiesta aún sin la integración intelectual por parte del sujeto. La experiencia es capaz de modificar el carácter, el ánimo y la conducta del sujeto aún cuando éste mismo no haya identificado de manera clara el sentido de sus visiones. Esta posición queda en completa contradicción con la mayoría de las psicoterapias académicas.


Finalmente es esencial subrayar que no hay ninguna adicción por el consumo del Ayahuasca, cualquiera que sea el sujeto. Nunca se ha registrado algún estado de dependencia física ni psicológica. Este dato puede ser considerado como un hecho comprobado ya que no se ha dado ni siquiera en maestros ayahuasqueros de la amazonía que realizan sesiones 3 ó 4 veces por semana. (Personalmente, el autor luego de participar en sesiones con una

frecuencia de ocho veces al mes, ha interrumpido su asistencia durante varios meses sin experimentar síndrome de abstinencia).



EL PAPEL DEL CURANDERO


“La habilidad para entrar y salir de los estados extáticos de conciencia y del mundo espiritual a voluntad, es una característica que distingue a los shamanes del enfermo mental. Por ejemplo, Michael Harner reportó: “Cuando estuve con la tribu Jíbaro o Shauar, había un hombre que vagaba por el bosque día y noche, hablando a los espíritus. Así que pregunté si este hombre era un shamán. “No”, dijeron ellos, “está loco”. ¿Estaba loco por estar viendo cosas?. No, porque ellos las habían visto también. Estaba loco porque estaba fuera de control, no podía desconectarse”.

Los curanderos demuestran poseer un conocimiento inédito e inexplicable para la ciencia moderna y para la mayoría de observadores.


Dentro de la sesión ritual de Ayahuasca, el curandero juega un papel sumamente importante y condicionante para el correcto desempeño de la sesión, sirviendo de moderador de las energías individuales y colectivas puestas en juego. La calidad de su propia energía condiciona altamente el resultado de la sesión. Esta modulación energética se transmite a través de los cantos sagrados llamados “icaros”.


Al haber seguido el camino de la iniciación y con la práctica, éste logra desarrollar una potente capacidad visionaria sin llegar a la embriaguez, pudiendo seguir su imaginería mental y dirigir la sesión, y según las necesidades, levantarse para ver a un paciente o hacer cualquier acción útil. Esta energía envuelve a todos los participantes y sirve como antena que endereza las energías individuales logrando un control sobre la armonía grupal.


Cuando existen fuertes descargas energéticas debido a la carga individual de un participante que se encuentra “purgando” energías pesadas, el curandero actúa asimilando en su propio cuerpo las energías desbalanceadas, armonizando la carga individual y manteniendo la armonía grupal del círculo.


Su preparación previa durante las dietas, los ayunos, la experiencia y la confrontación con sus propios desbalances internos, le permiten metabolizar y neutralizar la perturbación sin que ésta lo afecte.


En una sesión “normal”, el maestro no interviene más que con sus cantos (“icaros”) y silbidos, o con la ayuda de un instrumento musical sin alterar la mareación individual de los participantes, permitiendo que ésta siga su proceso natural hasta ir desvaneciéndose por si sola. Algunas veces el canto va acompañado del movimiento rítmico de un manojo de hojas secas o ramas (“shacapa”).


En la primera media hora, muy a menudo sopla el humo de su pipa (“cashimba”) sobre cada uno de los participantes a fin de lanzar la mareación y canalizarla (“enderezar la mareación”). La cashimba normalmente ha sido “cargada” de energía por inmersión previa en la olla de Ayahuasca durante la fase de la cocción “refinada”, impregnándose así de los elementos del brebaje.


Alteración de la Mareación


Es importante que las sesiones de Ayahuasca sean dirigidas por un maestro ayahuasquero de experiencia, ya que durante la sesión, debido a la intensidad de la mareación, el participante puede evolucionar hacia visiones negativas, las cuales deben ser enderezadas o canalizadas mediante la intervención experta del curandero para evitar que evolucionen hacia verdaderos estados de pánico o una desestabilización mental.


Hay que señalar que las experiencias negativas no conllevan un peligro por si mismas y muchas veces forman parte integral y necesaria del proceso individual de limpieza e introspección. El curandero interviene únicamente para suprimirlas cuando siente que la energía y el control del participante se están desestabilizando.


La intensidad de la mareación puede ser alterada por el maestro con la ayuda de diferentes técnicas tales como la “soplada”, la cual consiste en echar el humo del tabaco (mapacho) en la coronilla del paciente. También puede utilizar “agua florida”, timolina o alcanfor disuelto en aguardiente el cual sopla pulverizado con la boca sobre la coronilla, la cara, el pecho, la espalda y las manos.


La imposición de las manos sobre el cráneo o el tomar al participante de las manos puede alterar el flujo de energía y modificar inmediatamente el estado de la mareación. Otro factor que altera o modifica la mareación es prender una vela o luz tenue, las palmadas rítmicas con las hojas de shacapa sobre la cabeza del participante y la inhalación de perfumes o limón fresco.


Los Icaros


En la selva peruana, se le denomina “icaro” a la melodía o canción utilizada por los curanderos en sus rituales. Algunos icaros son transmitidos de maestro a aprendiz, llegando a tener muchas generaciones de antigüedad. Otros son transmitidos directamente de la naturaleza. La mayoría son en quechua o castellano.


El icaro es un canto que cura, es el vehículo que lleva la sabiduría y la energía personal del curandero y representa el símbolo de su poder.


Utilizando su icaro el curandero puede “cargar” un objeto o sustancia con su energía para luego utilizarlo con un bien específico. Así, es común ver curanderos que “icaran” (cantan) sobre alguna pócima o brebaje antes de ofrecerla a su paciente, o icaran sobre su “mapacho” antes de aplicar una “soplada” sobre la coronilla o cuerpo de su paciente.


El icaro constituye la herramienta fundamental para el curandero amazónico. Éste lleva la energía y el conocimiento del shamán y constituye su patrimonio, su herramienta de trabajo y el legado para sus aprendices como parte de su futuro entrenamiento. Ya que representan la energía del curandero, la efectividad de sus icaros depende directamente de su preparación y experiencia.


Los curanderos comúnmente manifiestan que sus conocimientos, incluyendo los icaros, fueron transmitidos y aprendidos en sueños o visiones recibidas por las plantas maestras en el proceso de aprendizaje. Primero aparece la melodía en forma de silbido repetitivo, luego se manifiesta poco a poco todo el icaro. Del mismo modo, a la hora de curar a un paciente, el icaro correspondiente aparece intuitivamente.


Tanto las palabras que constituyen el icaro como su significado no tienen una importancia indispensable. Lo que es importante es que el curandero sienta y comparta el espíritu del icaro, se identifique plenamente con él. Los icaros utilizados por los shamanes tienen palabras muy simples que aluden a ciertos animales, plantas o fenómenos naturales de poder simbólico. La mayoría contienen palabras en quechua, castellano o el dialecto del maestro original. Muchos tienen influencia cristiana haciendo alusión a santos y símbolos cristianos.


Los icaros pueden ser comparados con los Mantras de la tradición oriental, los cuales actúan sobre ciertos centros energéticos a través de la vibración. El curandero intuitivamente elige de manera inconsciente el icaro para cada situación particular, convirtiéndolo en un vehículo para transmitir su energía al paciente.



EL AYAHUASCA EN EL TRATAMIENTO DE LA ADICCIÓN


Así se abren los horizontes del mañana...


La Alteración de la Conciencia en el Mundo Moderno


A través de la historia el ser humano ha demostrado una conducta básica la cual se ha mantenido a través del tiempo sobreviviendo todas las culturas. Estamos hablando de la búsqueda constante de estados modificados de conciencia. Esta conducta no se presenta como un tipo de desviación, sino que por el contrario, es una conducta básica natural observable aún en los animales y necesaria para lograr una ampliación de la conciencia como medio de evolución natural.


Este comportamiento natural dentro de la especie humana es practicado constantemente por todos los seres humanos muchas veces de manera inconsciente. Esta búsqueda constante de modificar nuestras percepciones y sensaciones, es completamente natural y necesaria para la evolución por lo que no debemos sentirnos ajenos a este comportamiento y por el contrario, debemos tratar de identificarnos con él para poder entenderlo mejor.


Si echamos un vistazo sincero al mundo moderno vemos que, cotidianamente tomamos diversos medicamentos ya sea para calmarnos o estimularnos. Ingerimos medicamentos para dormir, calmantes para el dolor, diversos estimulantes ya sean químicos o naturales, tranquilizantes para calmarnos, chocolate, licores, azúcar refinada, té, cerveza, dulces, toneladas de ansiolíticos, etc.


Paralelamente, otro tipo de la alteración de la conciencia se produce de manera constante mediante el continuo aturdimiento audiovisual. Millones de personas se aturden diariamente con altas dosis de televisión, radio, teléfono, computadora, chat, palabreos constantes, basura audiovisual, propagandas, revistas, novelas, etc.


De esta manera, la señora con su novela, el esposo con sus cigarros, el hijo con su radio a todo volumen, el estudiante con su café, su vecina con sus sedantes, el alcohólico con su trago, el adicto al trabajo, el niño con su nintendo, el obeso con sus dulces, los amigos con sus cervezas, todos de alguna forma participan de manera consciente o inconsciente en un acto común: modifican su estado de conciencia alterando sus percepciones mediante la introducción de un elemento externo susceptible de cambiar su percepción del momento.


Diariamente experimentamos una alteración de nuestro estado de conciencia en forma natural cuando dormimos, durante los sueños. Lo mismo ocurre naturalmente cuando hacemos el amor, durante el orgasmo o mientras realizamos un deporte que nos lleva a mantener un esfuerzo físico cercano al límite de nuestra capacidad.


También existen una serie de prácticas tales como la meditación, la danza, Tai Chi, recitación de mantras, oración y contemplación religiosa, que nos pueden introducir en estados contemplativos alterados de consciencia.


En suma, muchas situaciones llevan al ser humano a romper su esquema mental y perceptual y a adentrarse en “mundos” en los cuales las referencias cambian totalmente, haciendo aparecer una conciencia más amplia.


Esa intensidad no se manifiesta siempre en relación a una amplificación del estímulo sino también en forma de privación, mediante la ausencia total de éste. La música modifica la conciencia tanto como el total silencio, el movimiento frenético como la perfecta inmovilidad, la saturación visual como la plena oscuridad. Dentro de la meditación Vipássana la “Adhitthana” es una técnica en la que el meditante asume el compromiso de no moverse por una hora. Esto induce un estado alterado de consciencia muy peculiar propicio para una profunda meditación.


No deja de llamar la atención que los animales no pierden ninguna oportunidad de alterar igualmente sus percepciones. Si se encuentran casualmente con algún tipo de sustancia psicoactiva, la consumen y tienden deliberadamente a volver a consumirla.


Esta conducta se registra en casi todas las especies. El ser humano descubrió ciertas plantas psicotrópicas, gracias a la observación de la conducta animal. Así es que en Abisinia se descubrió el café al constatar que las cabras se ponían muy excitadas luego de consumirlo.

Según Josep Ma. Fericgla, la piedra angular de nuestra conciencia es la gran capacidad de discriminar entre miles de estados de conciencia diferentes, de contrastarlos.


Buscamos constantemente sentir de alguna manera distintos estados de conciencia ya que de esa manera nos sentimos más estables. Si nos mantenemos en un solo estado de conciencia muy relacionado con el mundo exterior, muy abierto, por un tiempo prolongado, tenemos poca interrelación interna y eso conlleva a sentir una inestabilidad.


El Uso Ancestral y Controlado de Sustancias Psicotrópicas


Si bien es cierto que en un contexto occidentalizado todos buscamos confusamente y muchas veces de forma inconsciente modificar nuestra conciencia ordinaria, en las sociedades tradicionales y culturas ancestrales los individuos demuestran una manera organizada de modificar las percepciones habituales mediante un manejo controlado de rituales y técnicas que muchas veces conllevan el uso de sustancias psicotrópicas, las cuales los llevan a explorar otros niveles de realidad sin que ello signifique ningún estado de adicción o dependencia como se ve en las sociedades modernas.


Podemos constatar que la sabiduría ancestral sabe cómo aprovechar las modificaciones inducidas de estados mentales sin perjuicio, sin daño a largo plazo. El conocimiento del Shamanismo demuestra una gran aptitud a manejar alteraciones de la conciencia en base al uso de psicotrópicos sin provocar ninguna dependencia. La drogadicción se encuentra ausente de las culturas tradicionales mientras los modificadores de la conciencia son ampliamente utilizados.


Esas plantas se usan siempre en un contexto ritual con una dimensión religiosa, mística, curativa. Son las “plantas de los dioses” o el alimento de los dioses.


Un factor determinante que lleva a la sociedad moderna a desarrollar un temor hacia la adopción de una práctica ancestral de alteración de la conciencia que conlleve al uso responsable y controlado de una sustancia psicoactiva, es la falta de información y la automática relación con el concepto de “droga”. En nuestra sociedad moderna, el uso indiscriminado y desritualizado de diversas sustancias psicoactivas nos ha conducido a un rechazo instantáneo de cualquier sustancia que contenga un componente psicoactivo.


Conceptos de Droga y Adicción


En el mundo occidental existe una tremenda confusión entre los conceptos de “droga” y “adicción”. Científicamente la palabra droga se refiere a toda sustancia que tiene efectos sobre la fisiología, esto es un sinónimo de medicamento. Sin embargo, la palabra droga utilizada en un contexto popular se refiere erróneamente a una sustancia susceptible de provocar una adicción.


Dicha adicción se manifiesta en una dependencia creciente a la sustancia, la cual tiene que ser consumida en cantidades y frecuencias siempre mayores. Al no consumirla se manifiesta un síndrome de abstinencia con malestares físicos y psicológicos calmados únicamente con una nueva dosis de dicha sustancia.


Este tipo de adicción está estrechamente relacionada al consumo de sustancias como la cocaína, la pasta básica de cocaína, la morfina, heroína... pero al confundir o relacionar automáticamente el concepto droga con el de adicción, estamos confundiendo en una misma palabra ― “droga” ― sustancias adictivas como la pasta básica con sustancias enteógenas no adictivas como el Ayahuasca.


La Sinergia de la Adicción


Para producir una adicción deberá existir una sinergia de interacción de tres elementos: una sustancia, un consumidor y un contexto. Ninguna sustancia por si sola es causante de una adicción. El factor más importante se encuentra dentro del contexto en la intención del consumidor.


Sustancia – Contexto


La cocaína dentro de un contexto curativo sirve como anestésico dentro de la medicina, así como la morfina es un potente sedante. El tabaco era considerado por los nativos como la principal medicina indígena.


El contexto de consumo de la marihuana entre los sacerdotes hindúes es completamente diferente al utilizado por los jóvenes de nuestros días, quienes fuman con una intención completamente lúdica y evasiva. Aun en la actualidad la marihuana está siendo probada en el tratamiento de glaucoma, el síndrome del Sida y para aliviar los efectos secundarios de la quimioterapia.


Existen además una variedad de sustancias consumidas dentro de contextos inadecuados pero toleradas por ser “drogas culturales” como el alcohol, el tabaco, el café, el azúcar refinada, los medicamentos corticoides, ansiolíticos, etc.


Lamentablemente el contexto en el que los jóvenes de nuestra sociedad se acercan al consumo de sustancias psicoactivas es, en casi su totalidad, un contexto lúdico-recreacional o evasivo. Por otro lado existen aproximaciones bajo contextos terapéuticos, religiosos y de búsqueda interior que están trayendo resultados muy alentadores a la sociedad. Así, según el contexto, una misma sustancia puede permitir al ser humano progresar en su vida o retroceder.


Sustancia – Consumidor


Por otro lado el grado de toxicidad de una sustancia está estrechamente relacionado con la dosis ingerida por el consumidor. De esta manera el veneno de una avispa puede provocar reacciones tóxicas en estado puro pero en altas diluciones servir para curar a una persona de un cuadro similar a la intoxicación. Así también siendo el alcohol una droga potencial, nadie confunde el consumo religioso dentro de la misa cristiana y una bacanal borrachera en una fiesta de barrio.


Acerca del grado de toxicidad de la sustancia en si misma podemos afirmar que por ejemplo la toxicidad es alta en los opiáceos, los cuales pueden matar de un paro respiratorio por una sobredosis al igual que la cocaína por un paro cardíaco. En el caso de la marihuana y las drogas visionarias, éstas no son consideradas drogas tóxicas y no se han reportado muertes por sobredosis.


En una escala de “riesgos relativos a la adicción” se consideraron de menor a mayor grado de riesgo agrupado en cuatro grupos: LSD, psilocibina y cafeína-marihuana-Heroína y nicotina-Cocaína y anfetaminas.


También dentro de la interrelación sustancia - consumidor existe una variable importante que es el grado de receptividad física del consumidor a la sustancia. La leche de vaca puede intoxicar paulatinamente a una persona carente de lactasas (características de ciertas razas) y en otros casos ser la base alimenticia de otros grupos humanos (los Masai por ejemplo).


La marihuana puede ser benigna en ciertos individuos y dar cuadros muy peligrosos de confusión e intoxicación en otros sujetos. O sea que existe un factor de susceptibilidad individual.


Físicamente existe una diferencia en el receptor. Todos somos diferentes, es decir sin mencionar las diferencias a nivel psicológico, cada uno de nosotros poseemos una constelación diferente de neuroreceptores, niveles diferentes de enzimas claves como la monoamineoxidase, diferencias grandes en cuanto al metabolismo y capacidad de asimilación digestiva. Así, hay quienes están ebrios con un trago y hay quienes soportan litros de licor.


Por otro lado tenemos el fenómeno de tolerancia determinado por la necesidad progresiva de aumentar la dosis de la droga consumida para lograr tener nuevamente el mismo grado de intensidad del efecto inicial. Este es un factor que conduce a una situación de escalada de consumo con resultados desastrosos. En este sentido cabe mencionar que en el consumo ritual del Ayahuasca, se ha observado un fenómeno de tolerancia inverso donde el curandero y el practicante habitual, necesitan dosis cada vez menores para lograr los efectos visionarios.


Entonces podemos concluir que existen múltiples factores que condicionan el fenómeno de la adicción degenerativa a una sustancia psicoactiva y caeríamos en un error al condenar toda sustancia psicoactiva sin analizar el contexto de su utilización, la toxicidad, la dosis, el grado de tolerancia, el factor de dependencia, los resultados de su utilización previa en la sociedad, etc.


Lamentablemente existen dos posturas respecto a la legalidad de las sustancias psicoactivas. Una postura está a favor de la prohibición total de cualquier sustancia que modifique la psique, tomando el riesgo de amenazar la libertad individual, desvitalizar y no reconocer las prácticas de culturas autóctonas y finalmente favorecer el tráfico de drogas.


La otra postura está a favor del levantamiento de toda restricción, desconociendo de esta manera el peligro del consumo compulsivo y no responsabilizando al individuo frente a la comunidad.


¿Qué nos Lleva a la Adicción?


La pregunta clave es ¿Qué motiva al ser humano a buscar el modificar su estado de consciencia mediante una sustancia psicoactiva?. ¿Por qué existe una diferencia entre una persona que consume un psicotrópico en un contexto religioso, curativo o terapéutico y otra que consume en un contexto evasivo, lúdico, recreativo?. ¿Por qué el primero se siente más sano y equilibrado y el otro más degenerado?.


El adicto se encuentra en un medio social que parece no brindarle respuestas satisfactorias a sus inquietudes espirituales existenciales. Siente un profundo vacío interior y una falta de sentido de la propia existencia.


Al enfrentarse a un estado alterado de conciencia inducido mediante una sustancia psicoactiva, se ve sumergido en un mundo de percepciones fascinantes y al no poder dominar su atracción fundamental vuelve a consumir la droga, intentando volver a la fascinación placentera, escapando de un mundo de insatisfacción, problemas y angustias racionales, encontrándose atrapado en un contexto evasivo de lo que constituye su realidad.

Luego va perdiendo el hilo conductor de su existencia hasta que su conciencia queda atrapada en un presente continuo donde ya no existe la posibilidad de un proyecto, donde finalmente lo único que cuenta es la compulsión al consumo.


En general, las compulsiones se dan hacia las substancias con cierto potencial embrutecedor. No se sabe de comportamientos compulsivos hacia los hongos psilocíbicos, el peyote, el San Pedro o el Ayahuasca, todos psicotrópicos de carácter enteógeno.


El término enteógeno deriva de la raíz griega “theus” y significa “dios dentro de nosotros”. Es importante no utilizar la palabra “alucinógenos” cuando nos referimos al uso ancestral de un psicotrópico ya que es una palabra que ha sido cargada con un contenido negativo.


Dependiendo del contexto de su utilización y la sustancia utilizada, existen estados inducidos que nos conducen a una orientación externa de la conciencia con carácter lúdico-recreativo y otros que activan un estado en el que la mente se ve a sí misma, generando una auto representación.


Entonces para eliminar este vacío existencial que se intenta compensar con la compulsión al consumo dirigiendo la conciencia hacia fuera, el adicto debe ser capaz de auto-observarse.

La auto-observación se produce de diversas maneras mediante la inducción a estados de conciencia dirigidos hacia dentro como son los estados meditativos alcanzados en diferentes prácticas orientales, mediante la psicología analítica, el análisis de sueños, técnicas gestálticas y mediante la alteración bajo la utilización de un poderoso enteógeno o planta psicotrópica.


El testimonio de un paciente del centro de Rehabilitación Takiwasi es perfecto para entender esta posición:

“La heroína altera tu percepción, te hace pensar que todo está bien. La información a la que se accede no te sirve ya que no haces nada con ella, solo está el proceso de evasión mediante la droga y autodestrucción. Con el Ayahuasca, la planta cambia tu percepción, te muestra algo que puedes utilizar en tu propia vida para ayudarte a crecer y no destruirte”.


El Ayahuasca como Tratamiento de la Adicción


El Ayahuasca le plantea el reto al adicto de enfrentarse a una verdadera iniciación que le permita integrar, reordenar y metabolizar su universo interior, alcanzando un sentido profundo de su propia vida.


Si entendemos que la drogadicción lleva en el fondo una aspiración a una auténtica vida espiritual, a encontrar un sentido profundo de la vida, entonces la terapia que pretenda transformarla debe tomar en consideración la dimensión espiritual pues, de lo contrario, no se estará llegando al núcleo del problema. Lamentablemente, muchas de las terapias modernas se limitan a desintoxicar el cuerpo físico y trabajan la dimensión espiritual desde fuera, operando en el plano mental.


Actualmente existen alrededor del mundo diversas terapias dirigidas a curar las adicciones contemporáneas, las cuales utilizan plantas psicotrópicas como la base de su tratamiento basado en la inducción controlada de los estados de conciencia.


En Argentina el Centro Ayllu dirigido por el psicólogo Sacha Domenech ha demostrado resultados muy alentadores del tratamiento de toxicomanías usando el ancestral cactus Wachuma (San Pedro).


El Centro Takiwasi en la ciudad de Tarapoto dirigido por el Dr. Jacques Mabit se propone tratar adictos a la pasta básica de cocaína, asociando psicología contemporánea y conocimiento shamánico amazónico, reuniendo terapeutas modernos y autóctonos en los rituales curativos del Ayahuasca.


En Thailandia, en el Monasterio budista de Tham Krabok, desde hace más de 30 años, los monjes-curanderos tratan a los heroinómanos. Los resultados son impresionantes (más de 70.000 casos en 30 años). Estas terapias utilizando plantas psicotrópicas dentro de un contexto ritual controlado inducen al paciente estados alternos de conciencia que permiten la auto-exploración de su universo interior. La disolución temporal de la censura racional autoriza el acceso directo a estratos profundos del inconsciente. Esto produce el surgimiento de recuerdos reprimidos, traumas olvidados y memorias antiguas que vuelven a la superficie.


Estas plantas maestras poseen un alto nivel vibratorio produciendo un efecto catalizador, el cual permite desencadenar ciertos procesos latentes, los cuales se encontraban paralizados dentro del paciente. Al mismo tiempo el paciente experimenta un aumento en la producción onírica, produciendo sueños más frecuentes e intensos, más nítidos y de fácil recordación.


Durante el proceso el paciente experimenta estados catárticos, a veces acompañados de vómitos intensos y llantos profundos cuya función consiste en desbaratar y limpiar el nivel emocional. Este se presenta en algunos casos como un paso necesario para lograr abrirse y permitir el florecimiento del nivel espiritual.


En las palabras de Sacha Domenech, psicólogo director del Centro Ayllu:

“...el alto potencial vibratorio de estas “plantas maestras” llega a lugares recónditos donde muchas veces es tan difícil llegar por métodos convencionales de terapia. Las plantas nos ayudan a “ponerle el cuerpo” a los procesos internos. La cuestión meramente evocativa y racional no ayuda a producir los cambios, en vez cuando le ponemos el cuerpo a la purga, es posible metabolizar situaciones y circunstancias y solo desde allí es posible una transformación”.


Ventajas Sobre los Métodos Convencionales


En las terapias convencionales se le niega al adicto el valor de su propia búsqueda espiritual a través de la modificación de estados de conciencia. Esto crea un vacío en el adicto, el cual siente que el terapeuta no logra en el fondo conocer el valor de su búsqueda. En cambio, la terapia basada en la inducción controlada de estados modificados de conciencia crea en el adicto una gran confianza hacia el tratamiento, el cual no le está negando el valor de su propia búsqueda sino que le plantea una perspectiva totalmente nueva de experiencias canalizadas, constructivas y enriquecedoras que reconocen la dimensión sagrada y trascendental de la experiencia.


En general el adicto mantiene una sensación de superioridad sobre el terapeuta en cuanto al atrevimiento de auto-exploración de su mundo interior mediante una alteración inducida de la consciencia. No importa si esta fue errada o lo condujo a la autodestrucción, igualmente siente que tuvo el valor de hacerlo y en cambio el terapeuta se mantiene protegido dentro de conceptos racionales y teorías basadas en su experiencia académica.


En cambio, la confianza que el adicto pueda sentir en el terapeuta se incrementa enormemente al sentir que éste viaja a su lado, lo acompaña en las sesiones tomando él mismo la pócima, guiándolo desde adentro y explorando juntos ese universo que va más allá de lo racional.


Por último, bajo la terapia de tratamiento con plantas psicotrópicas, el adicto se vuelve dueño de su propia curación ya que descubre por si mismo donde se produjo la ruptura y encuentra en su propio “maestro interior” el camino hacia una evolución curativa. El terapeuta se mantiene en un papel de acompañante, de protector, de hermano mayor creando las condiciones adecuadas para ofrecer al paciente un espacio seguro para su trabajo evolutivo.


Tratamiento Tradicional del “Síndrome de abstinencia”


Dentro del contexto curanderil de la selva norte del Perú existe una práctica ritual utilizada para curar el síndrome de abstinencia en pacientes toxicómanos de la pasta básica de cocaína y otras toxicomanías. El tratamiento fue adoptado por el centro de Rehabilitación de toxicomanías en Tarapoto - Takiwasi dirigido por el doctor Jacques Mabit.


El tratamiento consiste en la ingestión de la savia de una planta denominada Yawar Panga, la cual tiene efectos eméticos muy poderosos, destinados a operar una limpieza profunda del organismo de los participantes. Esta planta resulta muy útil en el tratamiento de todo tipo de intoxicación, particularmente en la primera fase del tratamiento de la adicción a drogas.


“El nombre de Yawar Panga está constituido por dos palabras quechuas que significan hoja de sangre y la planta se denomina así porque al cortar su hoja, ésta derrama un líquido rojo. En Loreto se la llama también Shihuango Sacha. La Yawar Panga es una enredadera que pertenece a la familia de las cucurbitáceas; de las hojas de esta planta se extrae el jugo, que se da a beber fresco, sin más preparación, a los pacientes”.


El paciente ingiere tan solo una cucharada de la savia de esta planta y pasa por un trance de vómitos los cuales pueden durar hasta tres horas. Durante este periodo el paciente debe tomar abundante agua para que el efecto emético se produzca en las mejores condiciones. Durante ese periodo pasa por sensaciones de mucho calor y luego mucho frío, tembladera, mareos y palpitaciones, logrando vomitar hasta cerca de 6 litros de agua. Luego de este trance se va a dormir agotado sin comer hasta el día siguiente.


A la mañana siguiente se despierta con una lucidez y sensación de bienestar no experimentada desde mucho tiempo atrás. La ansiedad, el mal humor, la angustia y el malestar físico desaparecen y se siente muy bien. Los pacientes muestran un esclarecimiento de ideas y lucidez mental, el semblante tranquilo y relajado. El alivio es tan palpable que fortalece la motivación del sujeto a seguir adelante.


Pese a su aparatosidad, el vómito no es doloroso y sobreviene con naturalidad. Al término de la ceremonia se toman medidas para suspender el efecto vomitivo si ello no ocurre naturalmente. Una forma muy sencilla es administrar un poco de té de canela con azúcar. El azúcar corta la acción de las plantas depurativas y particularmente de las plantas de sabor amargo.


Este tratamiento permite especialmente desactivar en el toxicómano el síndrome de abstinencia, tanto en sus aspectos físicos como psíquicos (especialmente la angustia).


Esta sensación de bienestar puede durar de 24 a 36 horas hasta que nuevamente el síndrome de abstinencia produce en un menor grado sus efectos angustiantes los que llevan al paciente, en muchos casos, a pedir voluntariamente una nueva sesión de Yawar Panga.


En la primera semana se administran cerca de 3 sesiones de Yawar Panga con lo cual se logra vencer totalmente el síndrome de abstinencia en una manera natural. Se trata más bien de una limpieza necesaria y a veces difícil pero finalmente tan apreciada por los pacientes que muchos de ellos, cuando pasan por una crisis o se sienten mal, solicitan espontáneamente una sesión.


A nivel psicológico, el vómito supone una apertura voluntaria del sujeto para “devolver” y la aceptación de encarar 'el mal' que esta adentro de si mismo. A diferencia de la evacuación anal vinculada a connotaciones sádicas y dominadoras, la eliminación oral supone humildad, sumisión con confianza hacia el terapeuta. En sí, señala y manifiesta el deseo de “agachar la cabeza” y liberarse de los “diablitos” que uno tiene adentro. El paciente decide “devolver” lo que ha sido incorrectamente ingerido, los alimentos físicos, mentales y espirituales que tragó sin tener la capacidad de digerirlos, metabolizarlos. Con la purificación de la boca es el verbo que se purifica, la palabra y por ende los pensamientos.


Cabe destacar que la utilización de la Yawar Panga no solo está destinada a pacientes toxicómanos sino que, basados en su propiedades eméticas, lo convierten en un excelente medio de depuración, el cual es utilizado para limpiarse de un excesivo consumo de alcohol,luego de haber asimilado muchos medicamentos durante un tratamiento farmacológico convencional, después de una fase de stress intenso o de un período de fiestas donde hubiese habido una sobre ingestión de alimentos pesados.



LOS ESTADOS MODIFICADOS


“Dios ha creado numerosas plantas que brotan de la faz de la tierra,

el hombre prudente no las desprecia”.

Sirácides, capítulo 7.


La Razón No es la Única Fuente de Conocimiento


El gran marco general que encuadra y sostiene este trabajo, es haber experimentado en forma personal, que la razón no es la única fuente de conocimiento. La posibilidad de tener acceso a estados modificados de conciencia nos puede dar la prueba irrefutable que la razón tiene un límite y la vida se expande y continua muy por encima de estos límites.


El antiguo paradigma científico proponía a la razón humana como la única fuente del conocimiento. De esta manera cualquier manifestación de experiencias espirituales, estados místicos de consciencia, el Shamanismo y rituales ancestrales relacionados con el mundo natural, eran considerados obsoletos y anticientíficos.


La humanidad está entrando en una nueva etapa, la aceptación del nuevo paradigma y la psicología transpersonal nos lleva a reexaminar el legado cultural que nos dan las plantas y rituales consideradas sagradas por muchas culturas ancestrales alrededor del mundo y encontrar una fuente valiosísima de investigación.


El Subóptimo Estado Despierto


En el transcurso de nuestra vida cotidiana, asumimos que el estado de conciencia normal en el que nos encontramos, es decir nuestro estado “despierto” en el que somos conscientes de todo lo que estamos haciendo y de lo que tenemos que hacer dentro de una hora, es un estado óptimo y total de conciencia.


Lamentablemente, este estado dominado casi en su totalidad por la razón, es un estado severamente subóptimo, donde la conciencia se encuentra dirigida y orientada hacia el exterior en la mayoría de las veces.


En nuestro estado “normal” nos encontramos atrapados dentro de un diálogo interior constante el cual crea una continua alteración de nuestras percepciones. Vivimos como prisioneros de nuestras propias mentes dentro de un sueño colectivo de conciencia ilusoria.


Experiencias Pico y Prácticas Contemplativas


Existen diversos estados de conciencia considerados estados elevados, a los cuales se puede acceder mediante diversas maneras. Una de ellas es emprender conscientemente y con dedicación el camino de prácticas contemplativas brindadas por la rica tradición oriental, tales como la meditación zen, el yoga, la meditación Vipássana y muchos medios respetables que nos inducen a un constante debilitamiento del diálogo interior.


La experimentación de un psicotrópico de manera controlada y dirigida, dentro de un marco ritual de respeto sagrado, se convierte en una alternativa muy poderosa para tener acceso “temporal” a estados elevados de conciencia. Estos estados son considerados “experiencias pico” por su carácter temporal mientras que los estados alcanzados mediante la ardua práctica contemplativa son considerados “experiencias de meseta”.


La pregunta es ¿Por qué emprender una experiencia pico si tiene un carácter temporal?.

La respuesta es que la experiencia vivencial no tiene paralelo con el concepto racional de la experiencia en sí. El entenderla racionalmente no puede ser comparada con la experimentación del estado elevado de conciencia, pero una vez experimentado, puede ser usado conscientemente como una fuente de inspiración y una guía para dirigir nuestra propia vida por rumbos más benéficos.


Tal como lo explica el siguiente pasaje:

“Es como un alpinista en la montaña, perdido en la niebla y sin poder ver el pico que se ha propuesto escalar. De repente la niebla se aclara y tiene la experiencia de ver la realidad del pico, y aumenta su sentido de dirección. Aunque la niebla vuelva a aparecer nuevamente y siga siendo una larga y dura subida, la experiencia de la claridad se convierte en una enorme ayuda y le infunde coraje”.


Es importante entender que una sola experiencia pico, sin importar que tan profunda y poderosa haya resultado, no es suficiente para cambiar hábitos psicológicos condicionados durante años, por lo que el cultivo de una disciplina de carácter contemplativo es un camino que se debe emprender de forma paralela para poder progresar hacia un estado más elevado de conciencia, brindando una base que refuerce y sostenga su camino.


Una Nueva Vía de Conocimiento


El Ayahuasca además de ser un método de limpieza interior es también una puerta de acceso a estados modificados de consciencia, el cual nos permite acceder a realidades que resultan ocultas en las circunstancias ordinarias y sólo observables durante la experiencia.


Entonces puede ocurrir que se experimente un proceso de disolución de lo que consideramos nuestro concepto de “yo”. El pasado y todos los recuerdos se pueden experimentar claramente pero ya no nos representan. Nuestra vida y todo lo que usualmente nos identifica pierde valor, son inexistentes en sustancia, se produce un cortocircuito en la concepción de la realidad basada en la razón lógica y nos encontramos enfrentados visceralmente frente a una realidad no-dual.


El mundo se percibe desde otra dimensión, la vida pasada ya no tiene significado real y el futuro se vivencia totalmente inexistente. Esto puede ser atemorizante en un inicio y el sujeto puede retroceder ante esta experiencia. Si se logra mantener la ecuanimidad en este estado se accede a un entendimiento extático de la realidad. Todos los conceptos y las limitaciones de la razón son vistos y entendidos bajo otro nivel de percepción. Entendemos bañados en una sensación de auto-compasión el por qué no podemos acceder a ese entendimiento visceral limitado por las palabras y la razón lógica.


Tal vez las preguntas más planteadas durante la experiencia sea ¿Quién soy yo?, ¿Qué soy yo?, ¿Cuál es el sentido de la vida?, ¿A dónde voy?, ¿Qué es la vida?. El amor compasivo, la entrega, el amor, la belleza, la vida, son respuestas que ahora vuelven a ser simples conceptos poéticos, mentales y tremendamente limitados.


Richard Marsh dirá de esas experiencias que:

“Permiten a uno habitar el mundo real, el mundo de los hechos, en lugar del mundo irreal y vacío de la abstracción prefabricada, lo que le permite experimentar el mundo en lugar de contentarse con pensar en él, y de ahí, tal vez comenzar por fin a vivirlo”.


De esta manera, el uso controlado y enmarcado dentro de un ritual de respeto de plantas psicotrópicas nos demuestra cómo la dimensión de lo sagrado se manifiesta a través de medios físicos que la naturaleza pone a nuestra disposición, logrando una comunicación con nuestro plano espiritual y con el cosmos sin intermediarios.


El Ayahuasca nos conecta de alguna manera con esta memoria ancestral colectiva la cual se manifiesta no como un descubrimiento de algo nuevo o ajeno, sino que por el contrario, nos permite recordar nuevamente lo que alguna vez fue olvidado, penetrando a niveles de realidad cada vez más profundos hasta llegar finalmente al encuentro con la unidad, la conciencia total.


 

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